Queremos agradecer a las/os trabajadoras/es de la Dirección General de la Mujer, a Marta Coria y todo el consejo directivo de SUTECBA, a los trabajadores del edificio del plata que manifestaron su solidaridad, a la asociación RIMA, a Noemí Aumédes, a María José Lubertino, a María Elena Naddeo, a Página 12 por cubrir la asamblea, y a todas y todos los que se mantienen alerta a nuestras novedades.
Entre otros, hicieron uso de la palabra:
Marta Coria, miembro del consejo directivo de SUTECBA, dijo: “Seguiremos manteniendo nuestra posición, la Dirección General de la Mujer no se traslada, por una Dirección unida, solidaria, nos mantenemos en lucha.”
María José Lubertino, presidenta del INADI, dijo: “Esta movilización ayuda a evidenciar y a visibilizar el retiro del Gobierno de la Ciudad en las políticas públicas y en las políticas sociales.”
María Elena Naddeo, candidata a legisladora por Diálogo por la Ciudad, dijo: “son muchos años de defender estos derechos, es mucho tiempo, en el cual costo instalar el tema de la mujer, instalar el tema de la igualdad entre varones y mujeres.
No se puede desmembrar, no se puede desmantelar porque eso es retroceder y lo que está pasando en el Gobierno de la Ciudad de Buenos aires es que estamos retrocediendo.”
Como trabajadora de la Dirección General de la Mujer desde sus inicios siento profunda desazón al ver como hemos ido dejando ganar, por otras instituciones u organismos, terrenos por nosotras conquistados. Servicios que ahora se llenan la boca de orgullo expresando la implementación de mecanismos de defensa hacia las mujeres que nosotras ya veníamos efectuando en la mayoría de los casos a fuerza de pura voluntad y coraje ya que nunca se les brindó a las profesionales los elementos necesarios para realizar un trabajo de excelencia.
ResponderEliminarA pesar de ello, muchas mujeres no sólo de la Ciudad de Bs. As. sino de otros puntos de la provincia y del país, han podido ser escuchadas, asesoradas y contenidas en su difícil situación.
De cualquier manera nada de lo que hicimos y hacemos hubiera sido posible sin la participación de una Central de llamadas que siempre constituyó, a mi modo de ver, la columna vertebral sobre la que se asentaba nuestro servicio.
Sólo dos líneas telefónicas nos abastecían en nuestros inicios (los famosos 393-6446 y 6447) para pasar en la actualidad a contar con una central propia que contempla diferentes situaciones en la problemática de mujer.
Permitir que se diluya en un servicio asistencial de reclamos generales indica no sólo un desconocimiento supino de nuestra labor sino además, un profundo desprecio por la misma que debería ser encuadrado en el marco de los delitos contra el honor.